Aunque aún estamos en agosto, los diez días que nos quedan de él, entre vuelta de vacaciones y preparativos del nuevo curso, se pasarán rápidamente. En seguida llegará el otoño con su bajada de temperaturas y el paso de la refrigeración al sistema de calefacción en el hogar y en el baño vuelve a hacerse indispensable.
El uso del cuarto de baño es puntual, por lo que conviene que los instrumentos que utilizamos para calentarlo lo hagan de manera inmediata. Al no pasar demasiado tiempo allí, no hace falta mantenerlo caliente de manera constante.
Los sistemas térmicos de esta estancia deberían ser diferentes al resto. Las principales opciones son radiadores eléctricos, radiadores de agua caliente, calefactores o toalleros.
Los radiadores eléctricos también pueden ser de calor azul. La producción de calor se controla de manera individual aumentando efectividad y reduciendo costes. Es recomendable que tenga un aislamiento reforzado para evitar riesgos en la instalación cerca del agua. Hay que tener muy en cuenta de cuantos elementos lo necesitamos ya que si compramos de más, puede salirnos caro. Hay simuladores que permiten calcular el número de elementos imprescindibles para cada habitación.
Los toalleros se han erigido como los sistemas de calefacción principal en el baño. Pueden ser eléctricos conectándose a la red mediante enchufe o gas. Los modelos convencionales han dado paso a un sinfín de diseños que combinan estética y funcionalidad llegando a convertirse en tendederos para la ropa. Los más avanzados disponen de conexión y desconexión vía sms, sensor de enfriamiento y de presencia y alarma anti-incendio.
Los artefactos de aire caliente son uno de los sistemas de climatización más convenientes para el cuarto de baño. Consiguen elevar la temperatura de la estancia en poco tiempo, aunque también se enfrían rápido. El calefactor debería situarse debajo de la ventana para que neutralice el frío enseguida.