En la mayoría de las ocasiones, dejamos la limpieza para el último día, bien sea por pereza o por dejadez. Sin embargo, si cada día nos vamos ocupando de una determinada tarea, la limpieza será mucho más agradecida. Los azulejos son un claro ejemplo de ello, ya que pasarles un paño después de la ducha puede contribuir a la prevención del moho en la ducha y también a la calcificación.
La solución perfecta; el vinagre
Si quieres que tus azulejos queden limpios y brillantes, debes sumarte al fiel truco del vinagre para deshacerte del moho, hongos y de las desagradables manchas del agua. Para poder hacerlo, hazte con un pulverizador y echa agua y vinagre blanco a partes iguales. Deja que actúe durante varios minutos y después restriega los restos con un cepillo con púas. Por último, aclara con una bayeta de microfibra seca y verás que el resultado es espectacular.