El bidé en peligro de extinción

Bidé

Situación Actual

El uso del bidé en nuestra sociedad y en nuestro país es muy residual. Tan solo una de cada cuatro personas lo usan para asear las partes íntimas. La mayor parte lo utiliza para asearse los pies, para lavar ropa o como estantería/cajón adicional.

Por eso debido a la falta de espacio en los baños y su uso «alternativo» hay un amplio sector de la población que pronostica su desaparición. Consideran que la ducha diaria es suficiente para mantener una adecuada higiene corporal. También hay un reducto que lejos de considerarlo una reliquia lo ven como el culmen de la bondad higiénica.

Parece que el uso también depende de la región, pues en Argentina, Corea del Sur… se utiliza a diario. En cambio en Norteamérica no saben ni lo que es.

En su origen, el bidé estaba colocado sobre un caballete y se usaba en el dormitorio. Se dice que fue creado a finales del siglo XVII por fabricantes de muebles franceses, como receptáculo de agua destinado a los jinetes doloridos. Pero fue a principios del XVIII cuando se inventa el bidé moderno. Se anuncia comercialmente en París a partir de 1739. Y hacia 1770, cuando el mobiliario del baño empieza a adquirir cierta complejidad el bidé ya aparece como un elemento más del baño.

En Dúchate, las ventas de bidés han bajado a un 60% respecto a los últimos cinco años «de cada 38 inodoros que instalamos apenas se colocan siete bidés».

Existe un grupo en Facebook denominado «Usuarios Orgullosos del Bidé», uno de cuyos miembros clama desesperado: «¡Estoy de intercambio en USA y extraño al bidé más que a mi familia!».

Otros usos cómicos como éste que nos presenta el periódico online de corte irónico El Mundo Today.

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