7 beneficios terapéuticos de darse una ducha

Cada día nos metemos en la ducha porque consideramos que es lo que tenemos que hacer para mantener nuestra higiene. Nos lo tomamos como algo obligatorio y ya está.En ocasiones, puede que incluso nos cueste meternos en ella, pero una vez dentro estamos en nuestra salsa y no nos apetece salir. ¿Te has preguntado alguna vez por qué ocurre esto? ¿Te has planteado por qué una buena ducha, además de ser beneficiosa para mantener nuestra higiene, también cuenta con otros beneficios para la salud?

Te relaja

Una buena ducha nos ayuda a relajar cuerpo y mente. Estamos ante un momento en que nos estamos dedicando tan solo a nosotros mismos y no tenemos por qué pensar en nada. Por eso una buena ducha puede llegar a ser muy relajante.

Despeja y estimula nuestra capacidad de atención

Este beneficio deriva del anterior. Cuando nuestro cuerpo y nuestra mente se relajan, lo que estamos haciendo es dejarles descansar. Esto hace que carguemos energías, siendo capaces después de superar cualquier reto que nos propongamos, sea físico o mental: por eso mejora nuestra atención.

Combate la depresión,  la ansiedad y el estrés

Una buena ducha activa la zona de nuestro cerebro que produce la noradrenalina, una sustancia que alivia y, por lo tanto, combate la depresión.Por otro lado, también te libera de la ansiedad y el estrés que diariamente nos aquejan.

Es buena para la circulación

Las duchas de agua tibia o fría son muy beneficiosas para la circulación de nuestra sangre. Un buen chorro de agua fría en nuestros pies y nuestras piernas hacen que las venas se contraigan y, por lo tanto, la circulación sanguínea se activa.Por otro lado, al excitarse la corriente sanguínea y vigorizarse los vasos sanguíneos fortaleciendo la capa superior del tejido, una ducha de agua tibia puede llegar a estimular nuestro cuero cabelludo y, por lo tanto, evitar de esta manera la calvicie.

Tonifica nuestros músculos y nuestra mente

Otro de los beneficios para salud que tiene darse una buena ducha, es que revitaliza y tonifica nuestros músculos. Es más, el agua tibia puede llegar a ayudarnos a aliviar el dolor de piernas, incluso el cansancio mental (por eso, como decíamos antes, podemos mejorar nuestra capacidad de atención).

Acelera nuestro metabolismo

Una buena ducha de agua fría mejora la disposición de nuestros órganos internos, acelera nuestro metabolismo y, por eso, también contribuye a la eliminación de toxinas y a la quema de grasas acumuladas.

Nos hace inmunes

O, más que hacernos inmunes, reduce la probabilidad de que caigamos enfermos de resfriado, asma o gripe. ¿Por qué ocurre esto? Cuando nos duchamos, se fortalecen los glóbulos blancos y, por lo tanto, las defensas. Es por eso que una buena ducha nos ayuda a protegernos de posibles resfriados, gripes o ataques de asma.¿Cuántas veces te duchas tú a lo largo de semana? ¿Qué beneficios terapéuticos de todos estos encuentras a la hora de ducharte? 

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